Cómo afecta al hombre el momento del retiro

En nuestra sociedad actual, ¿se ha tomado la debida conciencia en relación a la importancia que tiene la transición de la vida laboral a la jubilación o retiro laboral? Esta etapa puede ser definida como una conversión que implica el abandono de un rol laboral «tradicional». Ello requiere la capacidad de reestructurar el sistema de funciones y actividades personales.

Después de años de trabajo no es fácil cambiar de hábitos. Hay quien está contento y hay quien no, porque la jubilación también trae problemas y estrés. El estrés está asociado al cambio de hábitos y a la reducción de ingresos económicos, a cierta sensación de desolación acompañada de apatía asociada a la añoranza de lo que se ha dejado, impresión de pérdida de valía personal, disminución de las relaciones sociales y fastidio producido por la falta de “acción”.

Para poder disfrutar de la jubilación, es posible que haya que prepararse. Suele durar seis meses, como mínimo, la adaptación a la vida sin obligaciones laborales como las dejadas atrás. Esto sucede así porque una persona que establece la organización de su vida en torno de su rol de trabajador y evidentemente, al retirarse, ve que muchos aspectos de su vida se van a desorganizar.

Uno de los pilares de identidad más fuerte de las personas, es la actividad laboral que realiza y el lugar donde la realiza. Es decir, que el empleo ocupa un fuerte lugar de personalidad del individuo: el Gerente Suarez, el Consultor Fernández, el Jefe Administrativo Montero, etc. No hay que confundir lo que uno es o hace con el empleo que ocupa. Eso les pasa más a los hombres, porque suelen asociar su estatus profesional con su personalidad y cuando dejan de trabajar lo sufren.

Las fases por las que, en teoría, atravesaría un hombre con la edad pertinente son varias. En principio es la etapa de la “prejubilación”: esto incluye las «fantasías anticipatorias», según los autores, de cómo será la vida de jubilado; luego llega la jubilación propiamente dicha; mas adelante el desencanto donde el sujeto comprueba que no todo es como se esperaba. Pero como consecuencia de la toma de conciencia, puede establecer una reorientación a partir de comprender la nueva realidad y el abandono de las fantasías, y finalmente debería arribar la estabilidad con el establecimiento de nuevas rutinas.

Una investigación sugiere que los que toman la decisión de convenir con sus empleadores un retiro anticipado, o sea con menor edad de la requerida para acogerse al retiro, presentan mayor probabilidad de morir en comparación con los que se aguardan en sus empleos a que se alcance la edad jubilatoria legal.

El estudio, basado en el análisis de 2.900 personas divididas en dos grupos (sanos y no sanos), encontró que los jubilados sanos que trabajaron un año más allá de la edad jubilatoria, tenían un riesgo de mortalidad 11% menor. Durante los 18 años que promedió el estudio encarado por el “National Institute on Aging in America”(NIA), uno de los 27 centros del Instituto Nacional de la  Salud (NIH por sus siglas en inglés), el 12% del grupo sano y el 25.6% del grupo no sano fallecieron. Después de tener en cuenta factores como mejor educación del grupo sano y finanzas, encontraron que los jubilados sanos que trabajaron un año más tenían un riesgo de mortalidad inferior.

El secreto parecería aprestarse para la llegada de ese momento. La mayoría de los hombres no prepara su jubilación y es un error porque, si preparamos un viaje, ¿cómo no vamos a prepararnos para una etapa tan larga como el retiro? Tengamos en cuenta que la esperanza de vida tras el retiro puede ser de 20 años.

Debería hacerse foco en el entrenamiento de la cultura del tiempo libre porque el trabajo suele ocuparlo casi todo, cuando en realidad es solo un período en la vida. La generación de proyectos, la búsqueda de nuevos intereses, el resurgimiento de aquellas actividades que hubieran quedado relegadas en pos del trabajo, son algunas de las alternativas posibles.

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