Apasionado por el sexo. ¿Cuánto es suficiente?

Apasionado por el sexo. ¿Cuánto es suficiente?

Cada cual tendrá su razón para sostener que sin sexo no se podría vivir. Están los que aseveran que a través de una frondosa vida sexual se vive más y mejor. Los cultores de la estética sostendrán que el placer carnal mantiene los músculos firmes y con la pérdida de 150 calorías —que es lo que se calcula en una relación de moderada intensidad—, se ahorran los 30 minutos de gimnasio diarios.

De hecho está comprobado que la actividad sexual modifica la química del organismo beneficiando principalmente al sistema inmunológico, sin despreciar su fundamental intervención en el aspecto emocional, fórmula antiestrés, fabuloso contradepresivo, estimulador del deseo y los sentimientos de afecto y protección. Hay quienes encuentran el estímulo perfecto para el encuentro erótico en el hecho de que las hormonas sexuales segregan aceites naturales que hidratan la piel para dejarla lozana y ayudan a mantener luminoso el cabello. Cada uno encontrará la excusa con su lógica particular.

Pero los que llevan al extremo la satisfacción por la voluptuosidad amatoria son los llamados “adictos al sexo”. Según algunas estadísticas la padece el 6% de la población y de ese total, las mujeres conformarían el 2%. El impulso incontrolable llevaría a la ninfomanía en el caso de las mujeres y al menos conocido término de “satirasis” en el caso de los hombres adictos. Actualmente los términos “satirasis” y “ninfomanía” aparecen en el ICD (International Statistical Classification of Diseases and Relates Health Problems) publicada por la Organización Mundial de la Salud, tipificado como “F52-7 Impulso Sexual Excesivo”

No son claras las causas que desembocan en un comportamiento sexual desproporcionado que podrían ser de índole emocional y en algunos casos, ocasionado por desórdenes en los neurotransmisores. El National Council of Sexual Addiction de Estados Unidos ha señalado oportunamente que el 40% de los pacientes que sobrellevan la adicción son propensos a tener problemas de pareja y un 27% es proclive a conflictos laborales.

El aumento súbito o la frecuencia exagerada en la libido se conoce también como “hipersexualidad” y ha tomado estado público ya que algunas personalidades famosas han reconocido tener adicción al sexo. El afamado Michael Douglas fue blanco de una polémica luego que su ex, Diandra Douglas, declarara en el portal TMZ sobre la adicción del actor. Su colega David Duchovny conocido por el papel del agente Mulder en “X Files” ingresó voluntariamente a un centro de rehabilitación para tratar su adicción al sexo. Robert Downey Jr. ha confesado hábitos compulsivos, mientras el multifacético Charlie Sheen en la revista Maxim ha manifestado que ha tenido más de 5 mil mujeres en su vida. Según dicen, el tenista Ilie Nastase no se quedó muy atrás y tampoco el líder de la banda Motorhead, Lemmy Kilmister. Entre las damas Sharon Stone ha confesado que tiene un entusiasmo sin límites. El ex novio de la actriz Lindsay Lohan, el profesional del snowboard Riley Giles, revelaba en News of the World refiriéndose a la joven actriz: “Es salvaje en la cama, teníamos relaciones un par de veces durante el día y ella quería seguir durante la noche».

Pero no vayamos a creer que esta es una tendencia de moda y sólo reservada a estrellas de cine. Son múltiples las historias que colocan Eduardo VII rey de Gran Bretaña en banquetes y orgías interminables. Aún con un reinado relativamente acotado entre 1901 y 1910 el hijo de la reina Victoria se ha ganado la fama de adicto al sexo y visitante consuetudinario de los más prestigiosos burdeles de todo el mundo.

Ayer y hoy, la problemática de la adicción al sexo sigue vigente. Al igual que ocurre con otras adicciones, el primer paso hacia la sanación consiste en tomar consciencia del problema y que el mismo afecta la actividad diaria. Existen exitosos abordajes terapéuticos que logran enseñar al paciente a controlar la compulsión al sexo y ayudarle a mejorar sus relaciones interpersonales.

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